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jueves, 29 de septiembre de 2016

¿PERSONAS A TU CARGO? ¡A LA GENTE NO LE IMPORTA CUÁNTO SABES, SINO...

Al Jaguar

A veces algunos reciben el cargo de "Jefe", pero todos terminan siguiendo al verdadero "lider" aunque no sea quien ostente el cargo oficial...





A menudo las personas que ocupan un cargo y que tienen personas subordinadas ya sean gerentes vendedores profesores etc. tienden a utilizar una forma de dominio que radica en el poder que ostentan. La relación entre el jefe y los subalternos se tora viciosa, pues quien està al frente utiliza el miedo y el condicionamiento del salario, una promoción o una calificación o algún otro factor como elemento de control. ¿Esto funciona? Pues la respuesta en un sentido estricto es que ¡Sí! pero no quiere decir que sea la mejor o la única manera de llevar la batuta de un equipo.





Algunos de estas figuras al frente de otras, llegan a considerar que su mayor mérito es la experiencia en su campo, quizá debido a su antigûedad, a su nivel académico o en palabras simples y llanas: ¡Porque saben más que el resto! Y así, basados en ese supuesto, su forma de dirigir y resolver los problemas dentro del equipo está fundamentado en ello, por lo que no pierden oportunidad para hacer gala de lo mucho que saben o de lo poco que saben los demás. Claro que es muy provechoso ser un experto en el campo, sin embargo no lo es todo; muchos jefes expertos ignoran las capacidades y el potencial de los subalternos, en tanto que otros caen en una especie de abuso y explotación del talento de otros. Con el paso del tiempo las personas pierden el interés en los objetivos e incluso pierden el miedo que al principio funcionaba para motivarlos y por si fuera poco, el ánimo del equipo se viene abajo. Ante ello, el jefe aumenta las dosis de estrés y quizá gana un poco más de tiempo, pero finalmente deja de funcionar. Si vamos más lejos, veremos que el equipo se sustituye y se renueva, por lo que el ciclo puede volver a comenzar por otro periodo limitado.





Lo anterior contiene varios factores que valdría la pena analizar, sin embargo hoy se tomará en cuenta uno en particular:


¡A las personas no les interesa cuánto sabes!


No importa si eres el profesor que domina el tema en clase, si eres el empleado más antiguo, si eres el jefe que ha resuelto más problemas. A las personas eso realmente no les interesa en lo absoluto.


Acaso cuando tienes un problema laboral, personal, económico, o de cualquier índole… y se te acerca alguien y te habla de lo bueno que es él, de lo bien que le va, de lo fácil que es para él resolver algo tan simple como lo tuyo y además te hace una historia detallada de por qué la humanidad es como es para que entiendas el por qué estás como estás… ¿Te hace sentir apoyado y seguro? ¡Lo dudo! E incluso puede resultar muy antipático, pues lo que menos necesitas cuando tienes un problema, es que alguien llegue a demostrar con bombo y platillo que a)Sabe más que tú, b)Estás realmente en el hoyo y c)narrarte los datos históricos que llevaron a la humanidad a tu muy particular situación actual (-”Es que desde los egipcios…”).





Sin embargo hay otros líderes que no hacen aspavientos respecto a sus conocimientos; de los que pasan años y después te enteras que han hecho grandes cosas profesionales y personales (miembros de una banda musical, altruistas en alguna institución, deportistas disciplinados, políglotas y demás virtudes) y que ante un problema de alguno de los miembros de equipo demuestran confianza en ellos y ya sea que deban finalmente intervenir o no en la solución, se mantienen con una actitud amable y modesta.


Para resumirlo en una frase:


¡A LA GENTE NO LE IMPORTA CUÁNTO SABES, SINO CUÁNTO TE PREOCUPAS POR ELLOS!




Si tuvieras un problema se te podría acercar alguien que no va a desaprovechar la oportunidad para hacer gala de cuánto sabe y de lo inteligente que es, pero también podría aproximarse alguien que demuestra un verdadero interés en tí, en lo que te sucede y actuar en forma propositiva. Los líderes que conocen y viven este concepto llegan tener un impacto significativo en las personas con las que trabajan. A veces hay un jefe, pero otro de los compañeros es al que todo el mundo va a buscar cuando se presenta un problema, porque siempre tiene un gesto amable, independientemente de si logra o no resolver el problema. A veces has sido nombrado como el responsable en jefe, sin embargo las personas no se aproximan a ti como lo hacen con otro de tus compañeros. Esa persona demuestra que se preocupa por los demás y eso a la gente la hace sentir bien, segura y es normal que vean a un líder en esa persona.


Demostrar interés en las personas no es una técnica que se aprende y se ejecuta, sino una forma de ser que se extiende dentro y fuera del trabajo; tener un interés verdadero en los demás no se termina cuando los alumnos salen del aula o cuando el horario de trabajo ha terminado y tampoco se limita a dar o no solución a un problema: a veces aunque la situación no se resuelva el hecho de haber abandonado por un momento lo que estabas haciendo y dedicar tiempo exclusivamente a escuchar (con todos tus sentidos) e intentar ayudar es más que suficiente para generar confianza en las personas que conviven con nosotros.





Puedes comenzar a intentarlo ya; la mejor manera es la forma natural, sin forzar nada, hasta que poco a poco se convierta en un hábito. Alguna vez leí que los líderes religiosos son un buen ejemplo de esto, pues a diferencia de un jefe que puede mantener un grupo unido y trabajando por medio de condicionar salarios o la permanencia en el empleo, o un profesor que condiciona a los alumnos con la obtención de una buena calificación, un líder religioso no tiene nada con que “atar” a los cientos o miles de fieles que se congregan en sus recintos salvo su interés en la gente.





Dentro y fuera del trabajo; en el ámbito personal, afectivo, familiar y en todos lados, recuerda que a la gente no le importa cuánto sabes, cuán grandioso eres, cuánto tienes... sino ¡Cuánto te preocupas por ellos!



Al Jaguar




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domingo, 25 de septiembre de 2016

LAS 5 BASES DEL BIENESTAR Y LA PROSPERIDAD

Al Jaguar

¡Atiende estos cinco rubros que harán tu vida más próspera!



A pesar del éxito, muchas personas dicen experimentar una sensación de falta o privación en sus vidas y es que no todos los aspectos de nuestra vida giran en torno al trabajo, pero frecuentemente lo olvidamos y permitimos que por periodos muy prolongados el trabajo sea aquello que más ocupe nuestras vidas.
Y es que una importante mayoría de personas no conocemos otros esquemas/modelos de vida y simplemente repetimos durante años lo que siempre hemos hecho, lo que nos enseñaron desde niños: trabajar, llegar a casa, pagar las cuentas, salir con los amigos o al cine, cuidar a nuestra mascota, leer, estar con la pareja y quizá con la familia o bien hacer ejercicio. Lo anterior suena como a una vida bastante completa y amena, sin embargo muchos que se han sentido identificados con esta dinámica continúan sintiendo que no han encontrado “su misión en la vida”, que no han trascendido en este mundo.
Seguramente has escuchado un concepto que pertenece a una relativamente nueva cosmovisión cuya propuesta es: “Tener”, “Saber” y “Ser”. Dicha visión ha permeado en las nuevas filosofías de vida e incluso en muchos sistemas educativos en el mundo. El balance entre estos tres aspectos ha demostrado ser positivo en la vida de quienes lo practican, sin embargo en la mayoría de los casos persiste la sensación de la falta de plenitud,pues a estos tres conceptos hace falta añadir un elemento más del cual hablaremos a continuación, luego de revisar un poco más a fondo cada uno de los conceptos:





El Tener está relacionado con la necesidad de llenar los vacíos producidos durante diferentes etapas de nuestra vida y que generalmente tiene que ver con carencias afectivas. “Quiero un coche nuevo y una casa, quiero un mejor trabajo y una mejor calidad de vida”; lo anterior puede representar un claro resumen de los deseos generales de la población. El tener satisface un vacío que en la mayoría de los casos no tiene fondo, porque un vacío que no es de origen material no puede ser llenado con bienes materiales o financieros. es por eso que a pesar del éxito, la sensación de insatisfacción permanece latente.


El Saber tiene la capacidad de satisfacer necesidades afectivas, sin embargo su poder radica en ayudarnos a adquirir un sentido de pertenencia a una época y sociedad determinadas; “Entiendo que vivo en un mundo complejo en el que tengo un lugar en un tiempo y espacio determinados y se también que hay un antes y un ahora y habrá un después para mi vida y la vida de cada ser y para el ciclo de cada una de las cosas”. Cubrir las necesidades del saber nos lleva a una transformación de la persona y al despertar de la consciencia que nos permite saber que nuestras acciones tienen repercusión en este mundo, que somos afectados por el exterior y que podemos dejar un legado. Muchas veces el Saber se limita al conocimiento del mundo exterior: matemáticas, biología, gramática, etc. El Saber de uno mismo se ve a menudo limitado.


El Ser es un estado magnífico en el que la consciencia se eleva a un nivel superior y su momento más alto de lucidez está en el aquí y el ahora. No se explica; se vive. La filosofía se ha dedicado buena parte de la existencia a responder a la pregunta: “¿Quién soy?”. Y su respuesta es tan simple como compleja, pues no se trata de responder cómo te llamas, o a qué te dedicas o cuál es la definición de tu género y tu especie. “Yo soy el que yo soy: yo soy aquí y soy ahora” son las palabras que más se aproximan a una respuesta verdadera y muchas personas aún no conocen o aún no comprenden la respuesta y ello tiene que ver con aquella sensación de vacío e insatisfacción.
Cuando se ha alcanzado un equilibrio entre los tres conceptos: tener, saber y ser, (seguramente es tu caso), has logrado avanzar en un sendero profundo que eleva tu consciencia, pero ¿Por qué sentimos que algo hace falta? Como dije anteriormente, hace falta un 4to concepto que reúne a los tres anteriores y los lleva a una dirección:


Algunos lo llaman “El Hacer” y se refiere a las destrezas y habilidades adquiridas en función de un objetivo. Es muy importante contar con la capacidad de “Hacer” para poder desarrollarnos y repercutir en el mundo en que vivimos, sin embargo, considero que hace falta mirar más allá dentro de este concepto: El Hacer no es solamente una idea educativa y empresarial que exhorta a la productividad por medio de la acción y la elaboración de productos medibles y observables. “Tener, Saber y Ser” otorgan al ser humano la capacidad de “Hacer” y este es el punto más elevado que da sentido a los tres pilares anteriores: Hacer es la palabra base que representa el “Crear” y al “Transformar” y cuando hay un balance perfecto, la destrucción se termina y da paso a la creación y a la transformación. Así cada objeto material que poseamos, cada conocimiento que integremos y cada manifestación de nuestro ser serán utilizados en función del Hacer Creador y Transformador de nuestro interior y nuestro entorno. Crear y Transformar son la respuesta pura a la interrogante: ¿Para qué estamos aquí?


Crear tiene que ver con la vida y la naturaleza de la vida es procurarse a sí misma y generar más vida para seguir manifestándose y continuar generando más de sí misma. Pero en términos concretos de nuestra vida cotidiana se trata de construir, crear y transformar a nuestro paso por la vida: ¡Hacer! pero acordes con la vida: hacer el bien con lo que tenemos, con lo que sabemos y con lo que somos. ¡Transformar! Nuestro trabajo en nuestra vocación, nuestra salud en bienestar, nuestros miedos en confianza, nuestras dudas en Fe y certeza, nuestra casa en Hogar, nuestros vecinos en comunidad, nuestro planeta en hábitat, etc.


Una gran estrategia para buscar el camino del Hacer, es por medio de una agenda que contenga una gama de rubros dentro de un proyecto de vida: dicha agenda comprende por lo menos cinco rubros dentro de los cuales es pertinente generar una actitud creativa, transformadora y organizada:


Los rubros que en este artículo te propongo son:





1. La Salud: que tu agenda contemple una examinación de tu estado de salud y de bienestar, que son dos conceptos diferentes pues la salud es la ausencia de la enfermedad, en tanto que el bienestar involucra un estado de plenitud y felicidad que trascienden el mero hecho de no estar enfermo. Pero además de una examinación, es pertinente ajustar un plan preciso y agendado sobre los pasos que nos van a llevar al siguiente nivel deseado. Un objetivo medible, realista y alcanzable que en algunas personas puede ser la incorporación a un régimen alimenticio mientras que en otros comenzará por reducir el consumo de refrescos o cigarros al día. Pensar en ser más saludable o tener una mejor salud y pasar a la acción transformadora están a un paso y a la vez a un avismo. Escribe en tu agenda los plazos y acciones que llevarás a cabo sin importar si lucen más o menos impactantes que las acciones de alguien más.




2. El Aprendizaje: me gustaría destacar que es diferente el aprendizaje que proviene de la necesidad de aquel que proviene por el gusto y el placer. Algunas personas aprenden cosas nuevas al iniciar una nueva actividad, un nuevo empleo y que se ven en la necesidad de resolver problemas de manera inmediata y ante ello deben reaccionar, aprender y aplicar. Lo anterior es algo positivo, sin duda, pues se trata de un aprendizaje muy significativo, sin embargo, también existe aquel aprendizaje que nace del gusto y el placer de hacerlo. Si ya has concluido hace tiempo tus estudios académicos (no importa el grado), quizá ya hace tiempo que te encuentras oxidado(a) en un tipo de estancamiento y desactualización. ¿Hace cuanto que no lees un libro por el mero placer de hacerlo? Y qué decir de un nuevo idioma; siempre he pensado que aprender un nuevo idioma es una actividad de aprendizaje que hace de antesala a muchos más aprendizajes y saberes posteriores: para desenpolvarse en el hábito del aprendizaje, quizá no es lo mejor comenzar con iniciar una nueva carrera, pero si que podría ser aprender un nuevo idioma, o a tocar un nuevo instrumento musical, o una disciplina marcial, etc.




3. La Espiritualidad: sin importar cual sea tu creencia respecto a la religión, las personas somos seres espirituales y sentimos una necesidad de estar conectados por lo menos con nosotros mismos y ahí es donde entra la espiritualidad como uno de los rubros más relevantes de la agenda. Dedicar unos minutos por la mañana o por la noche para poner la mente en orden y recordad cuáles son las cosas que te hacen más feliz llevar a cabo una dieta mental, una organización de las ideas y el encuentro contigo mismo(a) y con el sentido que has encontrado y has decidido dar a tu vida, o a este año, o a este día. ¿Hace cuánto tiempo que no dedicas un momento a poner tu interior en orden?




4. El Afecto: ya seas soltero(a), casado(a), en unión libre o en relaciones informales, valdría la pena revisar la parte afectiva de tus relaciones interpersonales. Como he dicho antes, algunos vacíos y carencias no provienen de la necesidad económica o de bienes materiales, sino que pueden ser carencias espirituales o afectivas. Ocasionalmente entramos en una trampa de la que es muy difícil salir y ella consiste en intentar llenar algo intangible con bienes materiales. ¡No es necesario contraer nupcias o por el contrario, divorciarse para dar atención y satisfacción a este rubro! La parte afectiva está más bien relacionada con la forma de interactuar que sueles tener con las personas a las que aprecias, ya sea que se trate de una persona con la que salgas ocasionalmente en una relación abierta, o con tus padres y hermanos. ¿Estás en paz con cada uno de los miembros de tu familia? Escribe en este rubro de tu agenda un plan que te lleve a mejorar tus relaciones interpersonales fundamentales. Lo anterior también incluye el ser una persona más demostrativa con las personas por las que sientes algo poitivo. Así como hablamos del concepto de la Salud y el Bienestar (el bienestar es más que la ausencia de enfermedad) así mismo, la salud afectiva no se reduce a la tolerancia de los demás, sino a convertirse en una persona que verdaderamente tiene un interés genuino en brindar apoyo, compañía y afecto a las personas que quiere o bien en reconciliarse con sus seres queridos. Cualquier que sea el puto de partida de cada quien todos podemos mejorar.


5. La ayuda: la vida el universo, Dios, la fortuna o como desees llamarle, ha dado mucho a cada uno de nosotros: desde oportunidades hasta recompensas y lecciones de vida. Nuestra agenda debería contemplar este aspecto tan importante que tiene muchos beneficios: es momento de retribuirle a la vida un pequeño fragmento de lo que hemos recibido, pues finalmente hemos recibido también un fragmento de todo lo que otorga la vida. Si has sufrido, tiende tu mano a quien ahora sufre. Puede que no sea mucho para tí, pero recuerda que para ti fue mucho cuando alguien lo hizo. La ayuda a menudo es confundida con las sobras de lo que uno tiene: si una persona tiene diez panecillos y un hombre sin hogar le pide uno y se lo da, está muy bien, sin embargo habría que analizar hasta qué punto se trata de un verdadero desprendimiento de una perte personal para otorgarla a alguien más; si el mismo hombre tiene solo un panecillo y es lo que va a comer durante el día y llega el hombre sin hogar a pedirle ayuda y éste le comparte una porción, entonces hay un verdadero desprendimiento de bondad que es transferido a quien recibe la ayuda. Si alguna vez te has visto en momentos de necesidad y sólo necesitas que alguien te escuche, no es la misma sensación que una persona abandone por unos instantes todo lo que está haciendo, a pesar de todos sus deberes, y te haga sentir que en verdad le eres una persona importante, a una persona que primero va a terminar sus cosas, lo que a él le importa y luego, si es posible, te dedicará algo de las sobras de su tiempo. ¡Aunque se trata de lectores muy responsables, quisiera aclarar que no se trata de sacrificios sin sentido! No debes quitarte el plato de la boca y quedarte sin alimento para que coma alguien que lo necesita y que de no ser así , la ayuda ya no tiene ningún valor. ¡No es así! Sin embargo el valor y el mérito son dos cosas diferentes. Considero que debe haber un poco de ambos conceptos al momento de dar ayuda. Cualquiera que sea el caso, ayudar es un beneficio para el que ayuda y para quien recibe la ayuda. Podrías participar en un asilo para ancianos con la impartición de algún taller, o bien hacer visitas a casas hogar para donar juguetes o comida; destinar parte de tus ganancias a una causa. No importa si quien te pide ayuda es un adulto fuerte que te hace pensar: -¡Ese hombre es sano y fuerte, no se merece una moneda, porque a su edad bien podría conseguir un trabajo!” ¿Te imaginas que la vida pensara lo mismo de tí? Dejarías de recibir justo lo que ahora recibes, pues al final nadie necesita que le limpien los vidrios del coche en el semáforo y no hay necesidad de darles ninguna moneda, ni nadie necesita los dulces que venden de forma ambulante, ni los músicos callejeros, pero si somos estrictos, en realidad tampoco se necesita el producto que tu o yo estamos vendiendo o el servicio que tu o yo brindamos. Pero el Universo acepta lo que le damos y nos da una ayuda a cambio. ¡Hagamos lo mismo por otras personas!


La recomendación es iniciar la propia agenda personal como un traje a la medida. En el rubro de la salud yo puedo comenzar por agregar dos kilómetros más a mi carrera matutina, mientras que otro puede comenzar por ver menos la televisión y caminar cinco minutos al día. No importa desde dónde comenzar lo importante es no detenerse.


¿Por qué se habla de una Agenda?


Lo que es importante siempre se pone por escrito: los cheques, los diplomas, los certificados y documentos oficiales; las actas de matrimonio, de nacimiento y las licencias para conducir. Todo lo que importa va por escrito. No es del todo recomendable dejárselo todo a la mente, pues por muy buena que sea la tendencia es al olvido. Una agenda, en cambio, es un recordatorio permanente que nos permite medir y observar el alcance de nuestras metas. Llevar una agenda es una tarea que en un inicio puede resultar complicada. Ya he publicado un artículo llamado “Todo lo que importa va por escrito” y en él se habla de los usos y errores que cometemos al llevar una agenda.


Lleva tu vida al campo de la acción. Por un buen tiempo pensaba en que quería comenzar un blog y compartir ideas positivas, sin embargo no importa lo buena o mala que sea una idea: tener, saber y ser. Al final todo aquello que emana de nosotros y de la vida toma su forma en este mundo a través de la acción y es a través de la acción que este blog ha llegado hasta tu dispositivo. La acción de escribirlo, pero también la acción de leerlo.


Por último me gustaría dejar esta invitación abierta al uso de una agenda que contemple los cinco rubros que se trataron aquí, pero de todos ellos quisiera hacer una especial invitación al quinto rubro: La Ayuda, ya que es uno de los más provechosos y que otorgan un enorme beneficio a todos, además está relativamente al alcance de todos, pues la ayuda no es necesariamente de carácter económico. Hay muchas formas de ayudar y espe ro pronto dejes que esta dea entre en tu mente y permitas que germine y florezca a partir de este momento.



Al Jaguar

domingo, 18 de septiembre de 2016

¡DESCUBRE QUIÉN MANDA REALMENTE EN TU MATRIMONIO/NOVIAZGO!

Al Jaguar

¡Te sorprendería saber quién manda en casa... "por que la sartén... sólo tiene un mango"!


Antes de casarnos, muchos de nosotros nos preguntábamos cómo sería llevar un matrimonio. Los gastos, las labores de la casa, los hijos y todo aquello que el matrimonio exige. Pero de entre todas esas dudas existe particularmente una que muchos de ustedes aún hoy que están casados se lo seguirán preguntando:


¿Quién manda en el matrimonio?




En este punto, los bandos se dividen principalmente en dos: los que piensan que mandan y los que piensan que su pareja manda; a estos dos grupos se suma un tercer grupo que cada día va en aumento y es el que piensa: “¡En casa mandamos los dos!”


Esta vez no se trata de quién aporta más dinero a la casa o de quién “hace más” por la casa, por los hijos o por el bienestar familiar. Se trata simple y llana mente de quien manda, gobierna o impera en la casa.




Cualquier suegra se moriría por escuchar que su hijo o hija son los que llevan mejor las riendas del asunto familiar. En lo personal, desde antes de casarme ya veía a muchas parejas que atravesaban por la crisis del primer año, o la crisis del primer hijo o simplemente la crisis del matrimonio, pero al ir observando a aquellas parejas más exitosas (o sea que ya llevaban bastantes años dentro de un matrimonio en el que las cosas marchaban bien, se llevaban bien e incluso hasta se amaban), me di cuenta de que todas ellas compartían un sistema común que quizá unas parejas ejecutaban de una forma y otras parejas de otra, pero que se susentaban bajo la misma base: “


¡En esta casa mandan las reglas!”




¡Sí! Ni el macho dominante ni la hembra matriarcal dominarían dentro del hogar, sino que contaban con un reglamento claro, bien entendido por todas las partes (papá, mamá, hijos y hasta la mascota).


Cuando estamos sometidos al mandato del patriarca o la matriarca, las cosas pueden ponerse un poco difíciles porque el hogar o el noviazgo están sujetos a la voluntad y el capricho de quien haya resultado más dominante. En el mejor de los casos, bajo la mejor de las suertes, dicho agente dominante es una persona que tiende a conciliar y a ver por el bienestar de todos, pero si no es así la cosa resulta complicada y es ahí cuando muchos matrimonios o noviazgos ya no pueden sostenerse.
Por poner un ejemplo, digamos que EL REGLAMENTO común dice:


“No se va a hablar/discutir cuando se esté enojado”





Dicho mandato de común acuerdo surge de la experiencia de haberse pronunciado palabras hirientes durante una discusión acalorada en un momento de desesperación. La regla sugiere que hay que esperar a sentirse un poco mejor y será en ese momento que intentarán conciliar sus diferencias. Es indispensable que ambas partes o todas las partes involucradas respeten el acuerdo. No mando yo y no mandas tú: ¡Mandan las reglas! Y aunque tu pareja esté muy callada, porque prefiere esperar a que se le pase el enojo, no debes cuestionar su silencio ni sentirte bajo presión y terminar por presionarlo a él o ella con tal de que te diga algo. A veces no es que no queramos cumplir las reglas, esque no nos dejan cumplirlas.


“Los domingos te tocan los trastes”





No importa si están enojados y no se hablan porque están cumpliendo la regla anterior; bajo ninguna circunstancia dejas de lavar los trastes si es domingo. En silencio o no; discutiendo, con empleo o no; enamorado o no en ese momento. La regla es muy clara y hay que respetarla por sobre todas las cosas.


¿Por que es bueno tener un reglamento?


Si nos dejáramos llevar únicamente por las emociones, amaneceríamos unas veces de buen humor y otras de un humor pésimo y los altibajos serían tantos que la relación se tornaría inestable (¿Te suena?). Sin reglas somos víctimas del humor, de los malos hábitos y de la ambigüedad. El humor puede cambiar de un segundo a otro, basta un chasquido de dedos para pasar de un estado de ánimo a otro. En cambio las reglas son permanentes y perdurarán antes, durante y después de una rabieta que se puede salir de control.


Muchas de las cosas importantes se manejan bajo un reglamento. Ni siquiera el propio dueño de su propia empresa puede hacer lo que quiera y él mismo tiene que ajustarse a las propias reglas de su negocio, pues de no hacerlo habría consecuencias graves cada vez que apelara a su humor.


Los errores que cometemos


No basta con establecer un reglamento, especialmente cuando no se va a cumplir. El desacato de las reglas podría resultar contraproducente, porque podría significar un abierto desacato a lo que ya se ha acordado. Antes de originar un reglamento hay que hacer un auto análisis y ser muy honestos respecto a la fuerza de voluntad que exige cumplirlo. De buen humor todos prometemos cosas, pero el verdadero reto viene cuando eres presa de esas rabietas que ya bien conoces.


Romper las reglas cuando se está de buenas. A veces todo está muy bien y como todos están de buen humor, comenzamos a permitir que las reglas sean pasadas por alto: “Hoy estoy muy feliz, no te preocupes amor, yo lavaré este domingo los trastes por ti. ¡La felicidad tampoco es motivo para romper un reglamento!





Tener un reglamento ventajoso o unilateral e imposible de cumplir también es contraproducente. Hay reglas que más que mantener el orden, buscan poner una coartada y limitar las posibilidades de nuestra pareja y a veces a costa de nuestros propios límites. Es recomendable empezar con algo simple que puedan cumplir y poco a poco ir agregando sólo aquellas reglas que surjan de la necesidad de paz y bienestar mutuos como no agredirse, dejar un tema delicado para dos o tres días después cuando hayan aterrizado ideas, evitar la peligrosa y provocativa frase “Si tanto mal te hago, ¿Para qué estás conmigo?” (esa frase deberían de prohibirla por ley, pues es el preámbulo de verdaderos suplicios).


Yo les sugiero que observen y aprendan de parejas que llevan ya muchos años y que son modelo de referencia matrimonial y no importa si sólo se trata de un noviazgo. Nunca es muy tarde o muy temprano para aprender. Y no está por demás dominar el arte de contentar a la pareja, ya que intuyo que será de gran utilidad dentro de tu relación.

¿Compartirías este artículo... no se... con tu pareja?



UNA SIMPLE Y EFECTIVA TÉCNICA PARA COMUNICARSE MEJOR CON OTROS

Al Jaguar

Una técnica para hablar mejor y evitar discusiones que te colocará en el siguiente nivel



Cuando estamos conversando con las personas existe la posibilidad de entrar en desacuerdos debido a las diferentes opiniones de los interlocutores. Ya lo dice el dicho “Cada cabeza es un mundo”. Cuando se trata de una charla informal entre amigos o en familia, podemos permitirnos ocasionalmente entrar en un debate moderado, pero en otros ámbitos es mejor evitar la confrontación de opiniones que casi nunca llevan a nada y sí que pueden fracturar la relación interpersonal.

Evitar conscientemente las discusiones es una de las mejores estrategias, pero a veces perdemos el control de la conversación y cuando nos damos cuenta, ya hemos entrado en una charla áspera que puede derivar en algo más.

Aunque a veces utilicemos estrategias como evitar hablar cuando estamos de mal humor, evitar contradecir a las personas o evitar temas como Religión y Política, a veces pueden persistir las tendencias a tocar la susceptibilidad de las personas.




La estrategia que abordaremos en este artículo es la de “Evitar el uso de adjetivos calificativos”. Al principio yo no encontraba nada especial en una estrategia como esta. Yo habría apostado primero a aquellas estrategias del párrafo anterior, pero con el paso del tiempo he descubierto un efecto interesante en el hecho de evitar en la medida de lo posible el uso de adjetivos calificativos durante una conversación y en general durante los actos comunicativos.




Para poner un ejemplo de esta estrategia, les cuento que una amiga me platicó que tenía problemas con su hija de 24 años, porque su novio no le caía nada bien. Cuando tocaban el tema siempre terminaban peleadas. La mamá decía cosas como: “Tu novio es muy desagradable, es un holgazán que no te respeta. Tiene un cabello horrible es maleducado, mal hablado, pobre y mal vestido y por si fuera poco ya está muy viejo para tí”. Cuando me platicó la forma en la que se expresaba de él, incluso a mi me daban ganas de defenderlo sin siquiera conocerlo. Era normal que su novia, que además lo quería, sólo se aferrara más a él y por supuesto lo defendiera de los calificativos de la mamá.

Otro buen ejemplo que me viene a la mente es cuando un agente de bienes raíces está vendiendo una casa: un corredor de bolsa experimentado difícilmente va a emplear adjetivos calificativos y simplemente se limitará a describir los hechos; los componentes de la casa, de forma impersonal. Pero si un amigo llega a tu casa y sin que sea su intención discutir, comienza a decir que tu casa es muy pequeña o muy grande o muy lujosa o muy oscura o húmeda, sería comprensible que terminara por enfadarte.




¿Qué hacer cuando los adjetivos calificativos son tan comunes y tan parte de nuestra vida cotidiana?

Como el corredor de bolsa experto, y si has lo habías notado, los locutores de radio y televisión, evitan el uso de adjetivos calificativos y se limitan únicamente a la descripción de los hechos o componentes de un hecho. El uso de adjetivos calificativos incita a la mente y la hace reaccionar en tanto que la narración de hechos no: “La hamburguesa con queso fundido es deliciosa, por su increíble sabor, su receta original y auténtica y su inmejorable precio que la hacen la mejor hamburguesa del mundo”. Ante tal anuncio, el cerebro se ha excitado de tal forma que ahora tiene deseos de reaccionar, ir al campo de la acción y comer esa precisa hamburguesa. Eso está muy ben para la mercadotecnia y también está muy bien cuando las atribuciones que califican son totalmente positivas, pero en la vida cotidiana y fuera del ámbito del marketing, las cosas suelen ser diferente y los adjetivos calificativos excesivos, negativos y a veces incluso los positivos, pueden herir susceptibilidades.

Si te digo que debes comprar la casa porque es lujosa, nueva, amplia, luminosa, cómoda y económica, no solamente estoy utilizando adjetivos calificativos, sino que también estoy emitiendo un juicio personal que corresponde únicamente a mi propia percepción. Quizá el comprador está habituado a casas mucho más amplias y lujosas, o bien los adjetivos pueden resultar incompatibles con los que él previamente contaba en su propio criterio “Yo buscaba más bien una casa modesta”, dice el cliente que en realidad estaba buscando una casa de 250 m2, dos plantas y construida no más de cinco años atrás en una zona al sur de la ciudad y que no pasara de $XX cantidad. ¡Sí… justo la misma casa que estás vendiendo! 

En el caso del corredor de bolsa, es aconsejable referirse a la casa como “Una casa de 200ms, de dos plantas, cinco habitaciones, dos baños, cocina de 10m2 recién acondicionada, jardín trasero y con captación de luz de las 9am a las 15pm y que el comprador sea quien atribuya a la casa los adjetivos calificativos que le sean más convenientes. Como pueden ver, la descripción está libre de juicios personales y adjetivos calificativos.

Para aclarar el punto, la mamá de aquella chica cuyo novio no es de su agrado, podríamos sustituir todos aquellos adjetivos que lo están calificando, por aquellos hechos que hacen que la mamá lo percibe así:

¿Notas la diferencia?

a) “Tu novio es muy desagradable, es un holgazán que no te respeta. Tiene un cabello horrible es maleducado, mal hablado, pobre y mal vestido y por si fuera poco ya está muy viejo para tí”

b) “Hija, me preocupa que hace más de dos años tu novio no tenga empleo, que se dirija a ti de la forma en que lo hace y que te llame tonta, el cabello le llega hasta la cintura y se expresa con muchas malas palabras; noto que no ha encontrado estabilidad económica y veo que sus pantalones tienen varias perforaciones y roturas, además te lleva diez años”

Por favor atención, esto no quiere decir que como hemos sustituido los adjetivos calificativos por aquellos hechos y elementos que lo describen, la hija va a dejar a su novio inmediatamente, pero definitivamente se reducirá la fricción durante el acto comunicativo, además al no atribuir adjetivos, ante tal descripción terminará siendo la hija quien le asigne los adjetivos correspondientes a dicha descripción de hechos y lo mejor de todo ¡Sin peleas!. Además al describir los hechos, la novia puede intentar justificarlos (¡Es que no ha tenido tiempo de buscar trabajo!, etc), pero definitivamente no podrá decir: ¡No es cierto, mamá, estás mintiendo! Especialmente si el cabello de su novio es de tres colores y peinado hacia arriba superando varios centímetros de altitud y si ella siempre paga la cuenta cuando salen.

No se trata de descartar todos los adjetivos de nuestro vocabulario, pues también son elementos de comunicación que aportan valor. Es preferible utilizarlos sólo cuando se van a emplear en forma positiva y que favorecen a la construcción del bienestar común.

 Recuerda que es necesario practicar para poder dominar. Cuando comenzamos a emplear este nuevo hábito de comunicación, confundimos su uso y ocasionalmente sólo partimos un adjetivo fuerte, en muchos pequeños. He aquí algunos errores comunes:

Si quieres decirle a tu amiga:

“Tu novio está horrible

El error:

“Tu novio no es muy guapo” (ese es un eufemismo, es decir que lo hace sonar menos fuerte, sin embargo el adjetivo calificativo “guapo” sigue presente. Recuerda que el objetivo es eliminar cualquier calificativo.

No me agrada tu novio” Aquí no hay calificativos en términos gramaticales, sin embargo se está emitiendo un juicio de valores que puede herir susceptibilidades.

“Tu novio está gordito y chaparrito” Decir “gordito” hasta con un tono cariñoso y amigable y además “chaparrito” mientras sonríes con una cara tierna, no elimina el impacto que tiene en la mente de quien recibe el mensaje, además los adjetivos calificativos “gordito” y “chaparrito” continúan presentes en el enunciado. Sólo fragmentaste un enunciado que parece más ofensivo por dos que parecieran menos ofensivos, pero recuerda que la susceptibilidad humana no es mesurable.

La sugerencia es:

La primera sugerencia es como dijimos al principio, evitar tocar temas que no llevan a nada. Te sugiero no opinar sobre la pareja de tu amiga en principio. Pero si es muy necesario, te sugiero que primero utilices calificativos positivos y constructivos. Si de plano es imposible, puedes decir algo como “Me preocupa que pese 98k y mida 1.60” Seg
uramente tu amiga intentará justificarlo y dirá “Esque su genética no le ayuda” o bien “No ha tenido tiempo de ir al guimnasio” pero en definitiva no se sentirá ofendida como en el primer caso y en segunda ¡No podrá negar los hechos! Ya que concuerdan con la realidad. Que sea ella quien termine por adjetivar según corresponda.



Bien, ahora tienes una estrategia más para una comunicación efectiva.



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