Tiempos especiales medidas especiales
La humanidad está en un tiempo especial en el que parece que a donde quiera que volteamos hay algo que está mal. Da la impresión de que vivimos en "el mundo al revés": los nuevos héroes son los futbolistas y los nuevos villanos son los padres y los profesores. Los profesores culpan a los padres, los padres a los profesores y en medio quedan los jóvenes que están pensando en sus personajes favoritos; sus nuevos héroes a quienes admiran porque son divertidos, atractivos y aceptados por un gran número de otros jóvenes. Difícilmente un adulto podría competir con un nuevo vídeo del influencer del momento, en especial si el adulto intenta inculcar algún valor como el respeto, la paciencia y el esfuerzo. Los jóvenes no comprenden que, aunque muchos padres y profesores hemos cometido muchas equivocaciones, siguen siendo mucho más importantes para nosotros que para sus nuevos ídolos.
Hablo especialmente de padres y de profesores, porque tenemos mucho en común. Todo sería un poco más sencillo si se tratara de alguna otra profesión: policías, médicos, abogados. Digo que sería más sencillo, porque si se cometiera un delito, podríamos aplicar la ley como agentes del orden; y si hubiera un paciente que atender, lo atenderíamos, pero cuando se trata de ser padre o profesor, nuestra labor es educar y formar a las personas. Los profesores sabemos que podríamos simplemente aplicar los reglamentos, contabilizar las faltas no insistir en el cumplimiento de actividades y luego evaluar con el criterio correspondiente, pero algo en la inmensa mayoría de los profesores lo motiva a insistir para que los alumnos sigan adelante, cumplan y no se rindan. Eso es similar a lo que hace un padre que ama a su hijo y quiere brindarle educación.
Hemos llegado a ese momento en que hay nuevos padres de familia que ya han sido permeados por las nuevas culturas "infocyberformativas" y que están lo suficientemente inmersos en el cyber espacio como para poder ayudar a sus propios hijos. La sensación es tremendamente adictiva y parece que es lógicamente mejor mirar un poco de belleza virtual que una pizca de la aparentemente horrible realidad. Algunos jóvenes expresan que es mejor reir con un vídeo que contiene todo tipo de humor que ser ignorado o escuchar las peleas en casa; algunos expresan incluso que "de lo que se trta es de no parecerse a sus padres." Lo que a algunos lectores, especialmente a los más jóvenes les resulte algo lógico y natural, pero a quienes forman parte de mi generación o incluso anteriores, aún les podría parecer como algo que llama la atención.
En estos días de marzo del 2020 parece ser que hay que quedarnos en casa y salir muy poco a las calles; evitar lugares congestionados y sitios encerrados con mucha afluencia. En otras palabras... quedar en casa, con la familia. Parece que se nos obliga a tomar una gran oportunidad: la oportunidad de pasar tiempo con nuestros hijos, nuestros padres, nuestros hermanos. Es una gran oportunidad para sembrar en nuestros familiares una dosis de bienestar: los mayores deben hablar primero, pero también aprovechar ese privilegio para dejar un buen mensaje en cada comentario. Luego toca el turno a los de en medio y hay que saber escuchar, sin interrumpir y sin juicios adelantados. Los más pequeños deben esperar, pero su recompensa es que podrán hablar mucho más que todos y se les ha de escuchar con afecto. Antes le llamaban "vida familiar" ahora algunos lo conocen como "terapia familiar" y como "un sacrificio que hay que hacer". En realidad creo que es un regalo: alguna vez escuché que necesitamos básicamente lo que la naturaleza nos da, como agua, comida natural, frutas, verduras... y lo que es producido de forma artificial no siempre resulta ser lo más saludable. Resulta ser que la familia es un producto de la naturaleza y por lo tanto debe formar parte de la dieta básica.
La vida familiar no es siempre algo sencillo y espontáneo, especialmente cuando no se practica a menudo. Para los que son jefes de familia, pero son menos diestros en el arte de la vida familiar, les podría resultar algo complicado el poder comenzar. En algunos casos la vida familiar no se da de la noche a la mañana y es necesario hacer más de un intento (posiblemente muchos mas) y cuando se ha conseguido tener la atención, el siguiente paso es mantener esa buena racha por al rededor de treinta o cuarenta años y luego pasar la batuta al siguiente pilar familiar. Para quienes se han convertido en ese pilar que es capaz de unir a la familia, pero no siempre saben qué hacer cuando ya está reunida, lo mejor es tener un objetivo, por ejemplo dejar un mensaje en una conversación o contar una historia que tenga una enseñanza. Muchos abuelitos han revelado que cuando no tienen un objetivo, es mejor no hacer una visita a los hijos y a los nietos, ya que al no tener un mensaje objetivo, se comienza a llenar la conversación de algunos vacíos que llevan a temas que son contraproducentes. Un mensaje objetivo como una historia con un buen mensaje, una frase específica, una porción semanal de una fuente de sabiduría, pero nunca con las manos vacías.
Los mensajes objetivos son una clave para la vida familiar: un mensaje objetivo podría ser una historia breve como la siguiente puedes probar con esta historia):
"Un hombre se casó con una mujer y poco tiempo después, el hombre se percató de que ella siempre acataba de forma contraria lo que él pedía respecto a la comida: cuando él le pedía un vaso con agua de limón, ella le llevaba un vaso con agua de guayaba y cuando él pedía un vaso con agua de guayaba, ella le llevaba un vaso con agua de limón; cuando el hombre le pedía un plato de sopa al llegar del trabajo, ella le llevaba un plato con arroz, pero cuando él pedía arroz, ella le servía una sopa. El hombre era en verdad bueno y paciente y se vivía en otros tiempos, así que decidió tener paciencia con ella y nunca hubo reprochado nada. "Alguna razón debe tener" pensaba él. Un día tuvieron un hijo y este creció hasta cumplir 13. Era un joven inteligente y noble; un día se percató de lo que sucedía entre su padre y su madre respecto a la comida y cuando un día su padre le pidió que por favor le dijera a su madre que deseaba un plato con arroz, pero el joven era inteligente y su intención era buena, así que decidió cambiar el mensaje y dijo a su madre que su padre deseaba un plato de sopa, así que la madre sirvió el plato con arroz, lo cual era aquello que originalmente el padre había pedido. El padre, al recibir el plato con arroz se sorprendió y se alegró mucho, pensaba que finalmente su esposa había rectificado, luego pidió a su hijo que po r favor pidiera a su madre que le llevara un vaso con agua de limón; el joven cambió nuevamente el mensaje, pues era muy aguzado y dijo a su madre que papá había pedido agua de guayaba. La señora se apresuró a preparar el agua de limón y así el padre obtuvo el agua que originalmente había pedido. El hombre se sentía como el más afortunado, pero un día se dió cuenta de que su hijo cambiaba el mensaje y por ello recibía justamente lo que había pedido.
Hago una pausa en la historia para preguntar a los lectores ¿Qué harían ustedes si fueran el padre del niño?
a) ¿Comprenderían que su intención es buena y guardarían silencio al respecto?
b) ¿Temerían perder sus nuevos beneficios por recibir lo que desean y dejarían pasar todo eso?
c) ¿Reprimirían al niño por sus actos?
Cuando estén contando esta historia es muy bueno plantear estas mismas preguntas y dejar que respondan en orden y argumentando su respuesta.
El hombre, sin pensarlo reprimió al niño y le pidió que nunca dijera mentiras, aún si eran pequeñas mentiras piadosas, aún si su intención era buena y a pesar de que el padre perdería esos beneficios y a él mismo no le convenía que todo regresara a aquella normalidad. Así el hombre comió sopa al pedir arrz y bebió agua de limón cuando quería agua de guayaba y su hijo comprendió que no importa qué tan confusa sea la situación, ni qué tan validas parezcan las razones a simple vista, ni los beneficios que se puedan perder: una buena causa jamás justificará una mala acción.
De la historia anterior se aprende que:
1. Se comienza a mentir en cosas pequeñas y luego en cosas grandes
2. Quizá la madre que servía el plato contrario comenzó tratando de ayudar en casa al ver una situación similar entre sus propios padres y luego ya no pudo alejarse del hábito.
3. Aunque parezca que hay buenas razones, una intención buena no justifica una mala acción.
En la vida familiar hay mejores resultados con historias que con reproches. Recuerda que compites contra los nuevos héroes de tus hijos y esos héroes se dedican a hacer cosas "divertidas", sin reprochar a nadie, sin decirle todo aquello que hacen mal. Es una competencia injusta, porque esos héroes sólo se manifiestan a través de un video en una plataforma, pero tú no cuentas con la magia de la edición, únicamente con la práctica de la vida familiar.
Un sólo día del mes con una vida familiar de alta calidad puede recargar la energía de las personas en forma significativa.
¿Qué consejos para la vida familiar te han funcionado?
Gracias por difundir.
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