EL ARTE DE PEDIR PEDIR FAVORES
(Especial 5k lectores)
Para muchos es impensable solicitar un favor y preferirían asumir las consecuencias antes que experimentar la sensación de deberle algo a alguien. Para otros, ayudar a las personas es una sana conducta...
Ya hemos platicado en la primera parte de este especial sobre los favores y lo que implica el comprometerse a hacerlos. Ahora vamos a dedicar esta segunda, de tres partes, al otro lado de la moneda: el pedir un favor y lo que ello conlleva. Hay personas que intentan resolver sus problemas por sí mismos a toda costa; son personas que prefieren vivir con las consecuencias antes que pedirle un favor a alguien y sentir que están en deuda. Muchas de estas personas son del tipo que no quiere dar molestias a sus familiares, amigos o conocidos; en otros casos se trata de personas que no saben cómo solicitar un favor y se sienten avergonzadas, en tanto que otras jamás dudan en pedir ayuda. Otras personas detestan la idea de sentirse comprometidos hacia alguien que les ha tendido una mano y prefieren abstenerse o tener que pagar el favor más tarde.
Pedir un favor es un arte y obtener resultados depende del dominio de dicho arte. Necesitar un favor simple o uno urgente y saber pedirlo, son dos conceptos totalmente distintos y es mejor saber cómo solicitar uno, independientemente de si lo pediremos o no. Hay personas tan poco hábiles para pedir favores que las personas terminan por negarlos y no por ello son egoístas, sino simplemente, como decimos en México y seguramente en muchas partes del mundo “¡En el pedir está el dar!”. Mientras que en la primera parte de este especial hablamos de “hacer un favor” y sus implicaciones, ahora hablaremos de la otra cara de la moneda: “solicitar un favor”, por lo que se han desarrollado los puntos a considerar antes de pedir un favor y que te presento a continuación:
La amabilidad: hay personas que cuando nos solicitan un favor, parece más bien que nos están exigiendo una obligación, pues no tienen el menor tacto para solicitarlo. Una sonrisa amable y el uso de las palabras adecuadas, en combinación con las buenas maneras, siempre tienen mejores resultados. La amabilidad es una llave maestra que abre más puertas de las que imaginamos, sin embargo es muy difícil para muchos expresar amabilidad, quizá por su historia de vida o porque consideran que es un signo de debilidad. En cualquier caso, habría que considerar cuán grande es la necesidad que nos lleva a pedir un favor y a reconocer que no está en nuestras manos el poder solucionar algo y que ante tal caso reconocer que no se trata de ser débiles o no y que el orgullo o los prejuicios son una barrera en general.
Saber estar presente: muchas veces perdemos contacto con las personas que apreciamos o bien, con personas que forman parte de nuestra red de contactos y es bueno mantenerla siempre vigentes y activos (presentes en la vida de los demás), pues nunca se sabe cuando tendremos que hacer una llamada para solicitar un favor. No todos los favores son tan simples y hay que reconocer que existen favores que han cambiado el rumbo de la Historia y sin ir tan lejos, el rumbo de la historia de nuestra vida. También hay favores que se hacen a través de contactos y siempre conviene saber estar presentes para no llegar después de meses o incluso años y pasar del anonimato, en el que no había ni un saludo, a pedir dura y directamente un favor a personas a las que hemos ignorado por años y para quienes no hemos tenido en mucho tiempo un gesto amable. Mirémoslo desde otro ángulo: tal vez te ha ocurrido algo similar, pues hay personas de las que hace mucho no has sabido nada, o bien personas que sólo te buscan cuando necesitan algo de ti, pero de no ser así, no se toman jamás la molestia de saludar y mantenerse “vigentes” dentro de tu red. Pues bien, también hay que pensar en todas esas personas a las que no hemos contactado hace mucho tiempo y es muy descortés comunicarse con ellos para simplemente pedir algo. También hay contactos cuya relación está basada en los favores; no necesitan que los saludes, porque saben que van a hacerte un favor en el momento que lo solicites, pero también saben que les debes una y no dudarán en cobrártela cuando sea necesario. Eso también lo vamos a ver más adelante en este especial.
Pedir con ciencia: intentamos abarcar varios ángulos que están involucrados con el hecho de pedir un favor, es decir, no estamos hablando únicamente de favores tipo “¡Cuida hoy a mi hijo por favor!” ó “¡Ayúdame a mover ese mueble pesado!”, sino de cualquier favor, incluso los que implican una gran deuda y que nos comprometen de manera seria: los que implican “Poder”. Pero por ahora estamos en el “cómo solicitar un favor”. Pedir tiene su ciencia, o como decimos en México, “tiene su chiste” y es que no es lo mismo pedir, porque sí, que pedir por una razón y bajo una necesidad. Si un día estás en la larga y lenta fila de un banco y se acerca a tí una persona que te pide de favor que simplemente “la dejes pasar antes que tú”, es poco probable que accedas y es muy probable que te niegues. Algunos van dirán que por supuesto que le dejarían el lugar y que nada les cuesta, pero la verdad es que este hecho va mucho más allá y es que nuestra mente no es tan simple y seguramente va a requerir de alguna explicación. Es fácil recordar el enojo que provoca ver que alguien se mete en la fila cuando nosotros llevamos formados horas, pero es fácil comprender que si llega una persona de muy avanzada edad, o embarazada o en muletas, las personas en general le cedan su lugar sin cuestionarse, pues las razones son más que evidentes. Así mismo, si la misma persona se acerca a tí y te dice que necesita salir del banco cuanto antes, pues lleva mucha prisa y que por favor le cedas tu lugar, entonces la persona ha aumentado significativamente sus oportunidades de éxito. Pues al menos te está dando (o le está dando a tu cerebro) una explicación y entonces hay mayores probabilidades de que accedas. Hay una tercera posibilidad, en la que la misma persona se aproxima y te dice que por favor le cedas el lugar, ya que tiene que salir del banco inmediatamente, dispone de poco tiempo, ya que era el único día para pagar determinado servicio y que tuvo que dejar a su hijo pequeño en casa, o en el auto y que debe volver de inmediato. Entonces esa persona prácticamente ha provocado algo muy peculiar en tu cerebro: ¡Empatía! y ahora su causa es la tuya y como además, si evalúas la situación, no te quita nada el esperar cinco minutos más, es altamente probable que no sólo accedas, sino que con gusto accedas en ceder tu lugar en la fila. Quizá muchos han estado pidiendo los favores de forma inadecuada, obteniendo malos o nulos resultados y a pesar de que su causa era noble y que realmente necesitaban del favor y del entendimiento de alguien.
La gratitud: la llave de oro de las mejores puertas. Cuando hemos recibido un favor, es especialmente importante saber expresar gratitud. Hay personas que incluso pueden no sentir ninguna gratitud, pero esos son casos muy extraños de los que ni siquiera vamos a hablar. El resto de las personas, sentiremos agradecimiento por haber recibido un favor, y el nivel de agradecimiento va en proporción directa a la necesidad que ha cubierto. ¡Agradezco que hayas cuidado a mis hijos un momento para poder hacer algunos pagos! p bien ¡Estoy muy agradecido por haberme llevado en tu coche al hospital, en la madrugada, cuando mi hijo estaba muy grave! Los casos pueden extenderse al infinito, pero les escribo lo anterior para ponernos en situación. Hay favores que pueden cambiarle la vida a una persona y favores que simplemente le evitan algo de incomodidad. Sin importar cual de ambos recibimos, es muy importante saber agradecer a la persona que ha tomado un poco de su tiempo y de su recurso, le haya costado esfuerzo o no, para poder ayudarnos en algo y cubrir una necesidad en la que nos encontrábamos. No importa si esa persona estaba muy ocupada y tuvo que dejar todo para ayudarnos a nosotros o si estaba en su casa sin hacer nada y con el coche estacionado. La sugerencia es la misma: agradecer sin importar las circunstancias en que se haya dado. Las personas no tienen la obligación de ayudarnos y es su derecho elegir quedarse en su casa sin hacer nada, antes que ayudarnos. Tal vez podamos cobrarnos un favor que nos deban, pero ese es otro punto que vamos a tratar después. No importa si el favor es grande o pequeño, si le costó trabajo o no. Quizá esa persona tuvo que hacer un gran esfuerzo o quizá fue como quitarle un pelo a un gato. Agradecimiento siempre va a ser la mejor de las llaves. Tal vez has, no solo hecho favores a las personas, sino que has brindado ayuda (ya vimos que son dos cosas diferente). En el caso del favor, debe existir un solicitante, en tanto que la ayuda se puede dar incluso si no la piden o si la rechazan inicialmente, y aunque no lo hagas con el afán de obtener nada, es agradable recibir un sincero agradecimiento. Eso ayuda a cerrar un micro círculo en el que una persona tenía necesidad, otro ha tomado de su ser para ayudar y finalmente quien recibe de ello demuestra respeto y gratitud. Pues a pesar de que parece que todos lo vemos de la misma forma, no es así. Y quizá has vivido uno de los dos lados de la moneda y has dejado un círculo pendiente al no agradecer o no recibir o dar por lo menos las gracias de una forma adecuada. Quizá ahora mismo recuerdes alguna vez en la que hayas brindado algún tipo de ayuda de la cual no has recibido ningún reconocimiento y ojo, que no estoy hablando de recompensas ni dádivas monetarias, sino simplemente de una atención que no sólamente reconozca gratitud y respeto por parte del otro, sino que deja entre ver la forma en que dicha persona se conduce por la vida. Cuando hacemos favores, no siempre esperamos una recompensa, pero es muy grato recibir una satisfacción y reconocimiento. La ingratitud cierra muchas puertas, rompe con muchas amistades e incluso relaciones muy estrechas entre familiares y amigos. La ingratitud es un tema que funciona independientemente del tema de favores y también vale la pena reflexionar sobre sus consecuencias. Yo creo que es bueno ayudar a las personas, sin embargo hay ocasiones en las que tu has ayudado una y otra vez a alguien y lo has hecho por el gran aprecio que le tienes, o porque conoces de su necesidad y quizá la primera vez entendiste que no era una persona expresiva, pero después de un tiempo puede ser un poco frustrante el no recibir el reconocimiento a tu labor. sin importar si para tí es algo fácil de hacer o si requiere un gran esfuerzo de tu parte. El agradecimiento deja las puertas abiertas y en buenos términos para futuras relaciones interpersonales, haya favores o no. La ingratitud cierra puertas que cuesta mucho trabajo volver a abrir una vez que se han cerrado.
Hay una película que quizá muchos de ustedes ya han visto. Y si no, les sugiero que la vean, se llama “Cadena de Favores”. Ya recomendamos anteriormente la novela o la película basada en la novela de “El Padrino” (The Godfather) en la que se aprecia la importancia de los favores dentro de la trama social y como un medio para obtener poder. En cadena de favores podemos apreciar una secuencia en la que una persona que recibe un favor que realmente necesitaba (no les cuento todo), al recibir la ayuda y salir del gran problema que lo venía persiguiendo, la persona que lo ayuda le pide a cambio que haga un favor a tres personas más y que les pide a su vez que devuelvan el favor a otras tres, creando una cadena de favores en el mundo. Esta película ya se tomó el tiempo de contemplar la enorme importancia que tiene esta actividad entre las personas y además contextualiza muy bien la necesidad de las personas que requieren de ayuda en situaciones de vida o muerte. Y para no ir tan lejos, también es usual que en algún momento al dar o recibir algún favor express como cuando ayudamos a levantar a un motociclista que se ha caído de la moto, o cuando alguien tiene un neumático desinflado, al recibir la ayuda nos pregunta si nos debe algo y simplemente le respondemos “hoy por tí, mañana por mi”, o bien también se suele responder “si un día ves que a alguien le pasa lo mismo que a ti, detente a ayudarlo y ya con eso me doy por bien servido”. Eso es muy común en México. Nunca se sabe cuando esas palabras podrán resonar en nuestra mente al ver a una persona en la misma necesidad que nosotros. Pedir un favor es un arte e involucra muchos factores. Las personas necesitamos de las personas y hay que promover la ayuda desinteresada. No te sientas mal de pedir un favor, pues quizá un día puedas devolverlo de alguna forma. Puede ser mañana o en mucho más tiempo y quizá será otra persona la que reciba después ayuda de tu parte. La vida da muchas vueltas y la verdad es que nunca se sabe…
Al Jaguar